Que el mundo avanza a un ritmo vertiginoso, es algo que nadie pone en duda. Que la tecnología es, en buena medida, responsable de la rapidez de ese avance, también parece ser una cuestión indiscutible. Que las agencias de comunicación, eventos y marketing están sujetas a esa marcha acelerada, es una evidencia ante la que es difícil permanecer ajeno.
Cada día que pasa, creativos de todo el mundo se esfuerzan en reinventar la rueda, en dar una respuesta práctica que satisfaga las demandas de los clientes. Tendencias vanguardistas con las que se busca atraer a un consumidor cada vez más exigente, acostumbrado -e inmune- a la publicidad tradicional, a los mensajes manidos y desactualizados.
Por eso, cada año, los especialistas en marketing exploran nuevas herramientas, nuevos formatos y canales, dando lugar a tendencias novedosas puestas en marcha en eventos de todo el mundo, analizadas y depuradas hasta acertar con la fórmula más adecuada, aquella que asegure los objetivos, maximizando la rentabilidad de la inversión. Es por esta razón, que encontramos utilísimos listados en los que se aventuran las acciones de marketing más interesantes para los próximos meses.
Pero, avanzar no significa olvidar. Pilares robustos sustentan la historia del marketing, técnicas de reconocida efectividad que no experimentan una desactualización, a pesar del inexorable paso del tiempo. La publicidad, con más de 5.000 años de existencia, ya existía en la antigua Babilonia, con tablillas de arcilla que anunciaban los productos de los comerciantes de ungüentos. Egipto, Grecia o Roma; la Europa de la Edad Media, la Italia del renacimiento, la España imperial, la Francia de la Ilustración o el colonialista imperio británico; ningún país, ningún imperio en el que exista alguna forma de comercio escapa al mensaje publicitario.
Y en ese devenir marketiniano, las tendencias se suceden, engrosando el bagaje de esta disciplina, haciéndola crecer y madurar. Una evolución sin pausa que se nutre de cada nuevo avance.
Con la invención de la imprenta, el mundo publicitario experimenta un cambio drástico. Una primera viralización de los mensajes; panfletos y pasquines automatizados, que alcanzan todos los rincones del reino. Y con la revolución industrial, aparecen las primeras tentativas de agencias de publicidad. Hasta que, ya en el siglo XX, la profesión publicitaria adquiere un estatus superior, con formato de empresa, estructuras bien diseñadas y un puesto destacado a la creatividad. Es ahora cuando surgen técnicas como el brainstorming, la conocida tormenta de ideas que aún hoy se sigue utilizando en la mayoría de los procesos creativos.
La imagen de marca, otro elemento que se vinculará de manera definitiva a la historia del marketing. El branding y el lead, buyer persona; mensajes unívocos, breves, concisos, que puedan resumir una idea en unas pocas palabras; la importancia del elemento gráfico, trazos y colores que identifiquen una idea a un mensaje, que susciten la atención inmediata del potencial consumidor y que mantengan en su retina la memoria de un producto.
Y en ese camino, el marketing siempre se adapta al entorno, a los gustos y estilos de nuestros lectores, oyentes, o televidencias. Cambiando el mensaje unidireccional por la interacción que propician las redes sociales. Con altivez o humildad, con descaro -y aun ofensas-, según se tercie.
Un sinfín de recursos indisolubles al marketing y cuyo uso está, hoy día, plenamente vigente.