La vida de una marca es muy complicada. Su éxito o fracaso está sujeto a innumerables variables: ya sea la calidad del producto o servicio al que represente, la percepción que el consumidor tenga de la misma, el contexto económico y social que le rodee y un largo etcétera de circunstancias que pueden decidir el futuro de una compañía.
Pero, sin lugar a duda, aquellas marcas de las que no se habla son marcas abocadas al fracaso. Por eso, la conocida cita del escritor irlandés, Óscar Wilde: “Que hablen de uno, aunque sea mal”, tiene aquí más significado que nunca. Una marca, un producto, una compañía, no sólo debe hacer las cosas bien, también tiene que darse a conocer, difundir el buen hacer de sus procesos productivos, la calidad de sus materiales, la originalidad, creatividad y uso práctico de sus artilugios. Solo así, el consumidor tendrá opciones de valorar, comparar y tomar una decisión que se adecúe a sus preferencias.
En cierto sentido, el marketing surgió precisamente para ayudar a maximizar el alcance y repercusión del resultado de ese trabajo: caracterizar, adornar, ensalzar virtudes, comunicar, minimizar defectos, prever críticas y contrarrestar mensajes negativos. Todo ello con el fin de trasladar una imagen idónea, atractiva, que atraiga el interés del consumidor y la necesidad de adquirir el citado producto o servicio.
¡Tan sencillo, y tan complicado!
Y en esa tarea, las agencias de comunicación y marketing nos devanamos los sesos con el fin de elaborar herramientas útiles, con las que logremos impactar en el usuario y transformar un incipiente interés en un codiciado lead.
Te indicamos tres acciones para la publicidad de tus productos: rentables y con muy buenos resultados:
1) Remarketing o retargeting. Se trata de una técnica de observación y “persecución” del usuario, con el fin de recordarle su interés en nuestro producto. Cuando un internauta realiza una búsqueda afín a nuestra terminología clave, se inicia un proceso automático en el que se cataloga a ese usuario en función de las preferencias mostradas. A continuación, el potencial consumidor continuará explorando la red, momento que el remarketing aprovecha para mostrar nuestra publicidad, recordándole su interés inicial, hasta que consuma la compra.
2) Compra programática. Funciona de manera similar a la anterior. Nos basamos en datos de navegación de una audiencia enorme, de manera que podemos afinar la segmentación de manera bastante precisa. Una vez que hemos detectado a nuestro buyer persona, entra en acción una plataforma de adquisición de espacios publicitarios por subasta. En microsegundos, la plataforma de compra designa la posición y duración del anuncio de los contratantes y se lo muestra al navegante. De esta manera, podemos mostrar nuestra publicidad a audiencias que realmente tienen un interés potencial en lo que les ofrecemos, maximizando las conversiones en compra.
3) Marketing de contenidos. Consiste en la elaboración de piezas informativas, ya sean textos, imágenes, infografías, vídeos o audios para mostrarlos de manera reiterada en distintos canales: blogs corporativos o de influencers, redes sociales, artículos en medios especializados, etc. Su redacción tiene que ser cercana y fácil de asimilar. Han de aportar conocimiento, de manera que los lectores se sientan interesados en conocer más y visiten periódicamente nuestros sitios. Además, los buscadores de información nos premiarán también en el posicionamiento orgánico, al entender que nuestros canales aportan información de utilidad acorde con la demandada por los internautas.
Como ves, tres herramientas de marketing sencillas de implementar -que no de ejecutar-, no demasiado caras y con muy buenos resultados.
Contáctanos, te contaremos más acciones que ayudarán a tu negocio a crecer.